Buena tierra
Bastante complicado es encontrar el camino para aportar desde un grupo pequeño en el territorio, en una realidad tan compleja como la Argentina. Se hace más lejana la posibilidad de ser útiles cuando el escenario se refiere a problemas masivos, como la enorme falta de viviendas o de agua corriente o cloacas. O los problemas de contaminación derivados de prácticas agropecuarias o industriales.
Rápidamente, una organización como la nuestra se ve tentada a refugiarse en los análisis de marco y en las recomendaciones de acciones globales que inevitablemente estarían a cargo de gobiernos, de diverso nivel. No es un trabajo en vano. Sobre todo cuando algunos clichés del capitalismo concentrado se convierten en lugar común de la ciudadanía y se debe confrontar con ellos. Hemos trabajado en ese plano y lo seguiremos haciendo.
Además, buscando flancos de naturaleza práctica en que podamos involucrarnos a campo, hemos encarado temas como la difusión de un equipo casero para eliminar el arsénico en agua o más recientemente la solución al tratamiento de efluentes cloacales a escala doméstica y con eficiencia óptima. Este último tema ha sido encarado en profundidad por un grupo de compañeros de Rosario, que ha estudiado soluciones japonesas, que se diseminaron por el mundo desarrollado. Adaptando esos caminos a los recursos argentinos, se han iniciado experiencias en zonas rurales de Santa Fe y en Gualeguaychú.
Invitaremos a este grupo a normalizar su propuesta, para ponerla a disposición de los ámbitos municipales con que el IPP se está vinculando, cuyo número no deja de crecer.
