Vestir al soberano
Desde el comienzo de su actividad el IPP creyó necesario involucrarse en la producción y distribución de indumentaria, por conocer las enormes distorsiones entre costo de producción y precios de venta final en este sector, a la vez que el importante grado de explotación a que son sometidos trabajadores y trabajadoras en base a la posibilidad de diseminar la secuencia productiva en talleres domiciliarios o lisa y llanamente clandestinos.
Varios de nosotros habíamos transitado la experiencia de creación de un Centro Demostrativo de Indumentaria (CDI) en Barracas, en CABA, a partir de una decisión judicial que incautó máquinas textiles de talleres clandestinos que luego asignó al sector público para que promoviera cooperativas independientes, con otro entorno laboral.
El proyecto fue exitoso en cuanto a la contención de varias cooperativas, pero no logró, al cabo de 10 años de actividad, que esos grupos de trabajo escaparan a su condición de contratistas de marcas comerciales, vinculándose directamente con los consumidores.
Tampoco lo logró el IPP ocupándose en el territorio.
Hay varios aspectos de este objetivo que seria extenso desarrollar aquí, que le dan especial complejidad a la cuestión. Un aspecto clave es poder contar con una masa crítica de cooperativistas que quieran asumir el cambio de posición relativa en la cadena de valor, creando nuevas formas sustentables de llegar a los consumidores.
Contamos con una nueva oportunidad, ya que es posible que el IPP participe en una revisión de la estrategia del CDI, en conjunto con una cooperativa que no está en el Centro, pero que tiene muy clara la diferencia entre ser tallerista o productor de bienes finales, optando por el segundo camino de manera clara.
En los próximos meses, avanzaremos en el tema.
7/2020