Acerca de la cosecha de migajas

El conflicto entre el Gobierno y los movimientos sociales de estas semanas giró alrededor de la posibilidad de devolver a los sectores de menores recursos parte – muy pequeña parte – de los ingresos que hicieron volver a la pobreza a millones de personas del día a la noche.

Nada está cerrado, pero pareciera que la pulseada política esta vez fue inteligentemente transitada por quienes representan a los más humildes, casi casi como una confrontación de David contra Goliath, en que se identificó las debilidades de oponentes que ni siquiera tienen en cuenta la existencia de los excluidos, hasta que éstos se sentaron a su puerta.

Del propio campo popular ha aparecido el lamento de que se peleó por migajas. ¿Cuál sería la opción concreta? Imagino que acumular fuerza política para ganar futuras elecciones y de tal modo, ir hacia una transferencia de ingresos más rotunda.
¿El acuerdo alcanzado impide eso? De ninguna manera. A menos que el acuerdo mismo se considere una claudicación permanente para los tiempos. La lectura del comunicado de la CTEP al respecto, releva de cualquier duda sobre el tema. Es una concesión conseguida por el conflicto y después de la cual seguirán otros conflictos, en la medida que se trata de dos miradas sustancialmente diferentes sobre la sociedad.

¿Y entonces? ¿Por qué las migajas?
En términos cuantitativos algunas de las cosas conseguidas significan aumentos relevantes sobre valores que ya en 2015 se colocaban cómodamente por debajo del salario mínimo. En todo caso, ya entonces eran migajas.
En términos políticos es donde se ubica el logro más relevante. Lo que era invisible, se volvió visible. Es más: se volvió protagonista. La distribución del ingreso en la Argentina deberá de ahora en más discutirse con este actor a la vista.

Falta mucho, muchísimo. Falta sobre todo ganar el derecho a discutir cómo intervenir en la producción. La democracia económica es una grosera asignatura pendiente. Pero, por favor, como consejo de compañero, antes de seguir hablando de migajas, hablen con alguno de los que las recibirá, para entender cómo lo ve.

Enrique Martínez. 25.11.2016


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