Es conocido por todos quienes lean esto que nunca he asumido el papel de exegeta de las ideas de nadie, por más respeto que ellas me merezcan. Simplemente adhiero a un principio de vida que sostiene que lo que se aprende de los pensamientos sabios de los demás son nuevos criterios o valores que deberían permitir interacturar mejor con la compleja trama que es la vida misma.
Nunca he creído que adherir a la conducta de personas de modo total y a libro cerrado sea útil personal ni colectivamente.
Por eso, ante un discurso muy importante de Cristina, tal vez el más importante de esta década, creo necesario analizar algún concepto que pueda quedar al margen de tanta valiosa referencia a la coyuntura y de la propuesta de acción que formuló.
Me refiero a la idea de libertad. Dijo que es esencial que los compatriotas recuperemos la libertad de decidir sobre nuestras vidas, que está en riesgo por la serie de medidas contra el consumo popular que se han tomado en tan corto tiempo. Plantear eso implica instalarse en el centro de la pelea ideológica con el liberalismo, que justamente sostiene que el Estado es el gran cercenador de libertades individuales y nada será suficiente para achicar su influencia.
Efectivamente, el liberalismo defiende la libertad de quien tiene potencial inversor, del homo economicus, en términos generales.
Cristina, en cambio, desde la mirada popular, está haciendo referencia a la libertad ciudadana, aquella que la explotación, la arbitrariedad del más poderoso, la simple asimetría de poder entre empleador y empleado, impide que ejerzamos cada día.
El liberalismo piensa en los dueños del dinero libres del Estado.
Cristina habló de democracia económica, de cada uno de nosotros, libres frente a la construcción de nuestro propio destino, justo aquello que la concentración económica bloquea a cada paso.
En el espacio de la producción popular buscamos darle forma a ese concepto, aplicándolo a cada faceta de la vida cotidiana. Bienvenido el énfasis de Cristina sobre un concepto básico para poder seguir aspirando a una mayor justicia social.
EMM