EL IPP ROSARIO IMPULSA UN SISTEMA DE TRATAMIENTO DE EFLUENTES JAPONÉS DE BAJO COSTO Y CON GENERACIÓN DE TRABAJO PARA PEQUEÑAS POBLACIONES

Acuciados por los problemas del agua contaminada y la falta de infraestructura en la posguerra de 1945, los japoneses idearon un eficaz método de tratamiento de efluentes cloacales que reemplaza en los vecindarios pequeños a la costosa obra pública tradicional y, al mismo tiempo, crea puestos de trabajo para mantener en condiciones el sistema. En el Instituto para la Producción Popular (IPP), de Rosario, analizan trasladar esta experiencia como una solución comunitaria en pueblos que forman parte del 49,7 por ciento de los hogares santafecinos que no tienen cloacas y podrían beneficiarse de las ventajas de la sencilla y práctica tecnología Johkasou.

En la Argentina un 46 por ciento de los hogares tiene un tratamiento deficiente de los residuos cloacales (aguas negras) o directamente carece de ese servicio. Es uno de los problemas sociales y ambientales más importantes y una permanente promesa de la agenda política. Las razones que se esgrimen para este retraso sanitario que afecta la salud de los sectores populares más vulnerables está relacionada habitualmente con el alto costo de las obras de infraesctructura que se requieren para solucionar el problema.

La solución para este problema en  pequeñas poblaciones existe, es mucho más barata, incluye la participación de los vecindarios, genera trabajo para su mantenimiento y tiene la misma eficacia que los megasistemas que se prestan a menudo para los negociados en la obra pública. Se trata de la tecnología Johkasou, ideada en Japón durante la posguerra de 1945. Las enfermedades derivadas de la contaminación del agua facilitaron la inserción de un sistema domiciliario de fácil mantenimiento, conectado a una red local vecinal que abarata notablemente los costos y requiere de varios trabajadores dedicados a su mantenimiento (instaladores, deslodadores, inspectores). Como es una tecnología muy sencilla, puede ser perfectamente ejecutada por cooperativas de trabajadores con la adecuada capacitación.

En esta experiencia es fundamental la participación del municipio como desarrollador, organizador y supervisor de las tareas y la administración de los tratamientos de efluentes domiciliarios. En Japón, el sistema Johkasou se institucionalizó en 1983, permitiendo dinamizar su difusión y mejorar el sistema. La legalización permitió también un fuerte incremento de la mano de obra empleada para la instalación y la atención de los sistemas.

El método no sólo está probado en Japón. Hay ejemplos de uso de esta tecnología también en Vietnam, India, China, Panamá y México.

La situación de Santa Fe

Las estadísticas oficiales marcan que en la provincia de Santa Fe la mitad de la población (el 49,6 por ciento) no tiene cloacas o tiene un servicio muy deficiente.  Julián Pasqualini, del IPP Rosario, analiza que la tecnología japonesa podría aplicarse en muchos municipios cuyas comunidades sufren la falta de un tratamiento adecuado de efluentes.

“Es un sistema ideal para zonas de baja densidad demográfica, tuvimos acceso a un proyecto para un pueblo de Santa Fe de 3.600 habitantes y el presupuesto que les pasaron para instalar un sistema centralizado convencional es de 40 millones de pesos, y deja afuera de la red a la población de los barrios periféricos, estamos analizando los costos del sistema japonés con empresas argentinas que podrían proveer el servicio y creemos que no  sólo resulta menos costoso sino que cubriría también las necesidades de todos los vecinos”, señala Pasqualini, quien trabaja en el proyecto junto a Lucas Gorosito, María Madoery, Camila Hernández y Celeste Moyano .

El grupo que está impulsando el tema desde el IPP Rosario se está reuniendo con representantes de pequeñas localidades santafecinas para interesarlos en la propuesta y confía en que pronto pueda ponerse en marcha un caso piloto para demostrar las ventajas del sistema en la práctica.

La generación de trabajo     

En el documento elaborado para presentar la propuesta, los impulsores de la idea realizan un promenorizado detalle de los puestos de trabajo que se crearían si los municipios aceptaran el uso de estos sistemas, con datos que surgen de la experiencia japonesa:

“Las tareas de operación y mantenimiento, instalación y deslodado podrían ser resueltas por las mismas personas afectadas por la problemática de un tratamiento de aguas grises y negras deficiente. Una asociación de vecinos, apoyadas por el municipio en algunas tareas de logística, inspección de calidad de agua y capacitación en los trabajos mencionados es un camino posible.

Siguiendo la estructura del sistema Japonés y aceptando que para un buen funcionamiento de la tecnología deben existir los trabajos mencionados anteriormente (operador, instalador, deslodador, inspector) nos proponemos hacer una lista de los posibles actores a involucrar. La ausencia de algún actor en esta breve descripción no lo excluye en absoluto a la hora de pensar en la experiencia a realizar.

Operación y mantenimiento

La probada historia y capacidad del movimiento cooperativo brindando servicios en las ciudades y pueblos de pocos habitantes es una fortaleza con la que contaría un sistema de carácter nacional, ya que desde hace más de medio siglo se encargaron de satisfacer necesidades primarias (agua, gas, electricidad) y secundarias (cable, internet, teléfono). En los pueblos santafecinos las cooperativas cumplen un rol fundamental en las comunidades y sin dudas sería un error no pensar el sistema con las cooperativas como actores preponderantes.

El deslodado

Los municipios y comunas que no cuentan con redes cloacales tienen mayoritariamente cámara séptica o pozos ciegos en los hogares que los conforman. Como consecuencia hay ciudadanos que se encargan de la tarea de desagote de los mismos. Generalmente se los llama desagotadores y cuentan con un camión atmosférico que utilizan para quitar los sólidos y aguas no tratadas. Usualmente las comunas destinan una parcela de terreno para volcar los desechos, es decir, eligen que parte del pueblo van a contaminar. Este es otro actor a tener en cuenta.

La instalación

En pequeñas comunidades quienes se dedican a la construcción de viviendas suelen ser trabajadores de la construcción que no están vinculados a grandes empresas constructoras. Estos ciudadanos son los encargados de construir la mayoría de las viviendas de la comunidad y son quienes realizan el sistema de desagüe y las fosas sépticas. Posiblemente estos también deban ser promotores del sistema.

La inspección

Además del rol de coordinación de la municipalidad con todos los actores y el desarrollo del sistema, la misma deberá encargarse de la inspección vinculándose con organismos del estado especialistas en la materia (calidad del agua de vertido). En Argentina hay sobrada capacidad en instituciones que tienen un gran desarrollo en el área. Las cooperativas también deberán desarrollar métodos de inspección porque la actividad de mantenimiento y operación exige controles.

Cómo lo hacen

La ley aprobada en Japón en 1983 establece la propagación del sistema de tratamiento a escala doméstica, al mismo tiempo que el gobierno se compromete con un programa nacional para ayudar a las personas a instalar las plantas compactas (Johkasou). Son dos líneas de subsidios con porcentajes a pagar por los distintos actores.

El primero es el programa de promoción para la instalación del Johkasou donde el propietario de la casa se hace cargo del 60% del precio del equipo y la instalación mientras que el resto de la inversión es aportado por fondos administrados por los distintos municipios.

El segundo es el programa de instalación de Johkasou en áreas específicas, relacionados a programas municipales de construcción de viviendas. En este caso el propietario de la casa solo aporta el 10% del monto total de la adquisición del artefacto y su instalación. El resto se reparte un 33% fondos nacionales y un 57 % fondos municipales.

El sistema Johkasou se convirtió en una opción para tratar las aguas residuales domésticas debido a la menor inversión requerida en comparación a los sistemas de redes cloacales en localidades de baja densidad demográfica. Sin embargo es necesario evaluar la situación particular de cada territorio, la factibilidad técnica, los costos y el entendimiento por parte de la comunidad del sistema de tratamiento ya que los habitantes deben pagar por él.

La Ley Johkasou plantea la creación de la estructura organizativa del programa. Define quién lo administra y las dependencias creadas para tal fin. Regula las actividades de los actores que surgieron durante la evolución de la tecnología (Instalador, operador, deslodador, inspector, dueño). Crea un sistema de control, registro e inspección para cada uno de los actores, que es ejecutado por distintos organismos del estado, ya sea nacional, provincial o municipal.

Para más información:

Los interesados pueden recibir el documento completo de esta propuesta escribiendo a [email protected]  


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