El PAMI y la justicia social

Se han tomado una serie de decisiones sobre entrega de medicamentos en PAMI, que discriminan quiénes tienen derecho a recibirlos en forma gratuita y quiénes no.
Según el administrador del PAMI esas medidas buscan corregir la inequidad del sistema anterior.
Es bien importante discutir este concepto. Detrás de él está toda la lógica política del gobierno actual y es necesario que la pongamos en blanco y negro.
¿Qué es inequitativo para el liberalismo?
Que alguien consiga gratis un bien o servicio, que de algún modo pagaríamos todos los demás, a través de nuestros aportes impositivos directos o indirectos. Que alguien no ponga esfuerzo en conseguir los recursos para subsistir, lo cual se mediría por los resultados, esto es: porque no tiene los recursos.
¿Quiénes piensan eso? La gran mayoría de los que votaron a Macri. Por convicción profunda de clase o porque la manipulación y la prédica ideológica han convencido a millones que cada uno tiene lo que merece, que es lo que consigue.
De ese tronco conceptual surgen ideas como: «Quien quiera ver fútbol en su casa que lo pague» o «Quien tenga un auto bastante nuevo, debe pagar por sus remedios». O tantas otras similares, que cada uno puede encontrar de a dos por día.
Tal forma de pensar deja a un costado dos discusiones centrales que hacen a la justicia social:
1 – Admitida que fuera la vida como una carrera con ganadores y perdedores, donde éstos últimos deben prepararse para volver a competir o deben embromarse, ¿las reglas de la carrera son equitativas, son iguales para todos?
2 – ¿Debe haber derechos universales en una sociedad, financiados por el Estado en nombre de la comunidad toda, que definan una base común de supervivencia de la especie? Si es así, ¿cuáles son?
En mérito a la brevedad, omito encarar la primera pregunta, que es la que se formula desde ámbitos políticos que admiten la hegemonía cultural del liberalismo y buscan atenuar sus efectos. Será para otro documento.
La existencia de derechos universales está presente en nuestra Constitución y en la de muchos otros países, pero es una idea que justamente se da de frente contra «tienes lo que mereces, que es lo que consigues».
Por esa razón hoy no tenemos derecho al agua, la electricidad, el gas, los combustibles, circular por las autopistas, recibir una cunita de cartón, a menos que paguemos cifras que aseguren la rentabilidad de prestatarios que ni siquiera trabajan por el interés de todos, sino del negocio propio. Por extensión, el PAMI, financiado por todos, también se piensa como una entidad de negocios.
Pronto será el futbol. En esa línea acceder a una vivienda nunca será un derecho a estudiar, regular y potenciar. Serán de quienes «las consigan».
No hay mucho para discutir. Son dos sociedades y buena parte de los sectores medios y muchos humildes eligieron anotarse en la carrera con ganadores y perdedores.
Deberán decidir cuantas veces están dispuestos a perder, para comprender finalmente que hay otro camino: un país con derechos básicos universales. Con infinidad de problemas pendientes, pero un país más justo que el neoliberal. Más vivible.
El único vivible, seguramente.

Enrique Mario Martínez

09-01-2017

 


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