La inflación

La inflación genera una sensación de incertidumbre del futuro, que es compartida por toda la sociedad. Sin embargo, ese aspecto es lo único que vale para todos.

En efecto: en todo proceso inflacionario hay sectores sociales ganadores y otros perdedores. No es nada mágico. Tiene que ver con el control que el actor económico tiene sobre sus precios de venta y sus costos. Si hegemoniza un mercado, habitualmente ha de ganar con la inflación, porque se adelantará a ella, e incluso será parte de su causa, aumentando sus precios antes que lo hagan sus costos.

En cambio, quien – como se dice habitualmente – sea tomador de precios, porque es un jubilado, o un asalariado o un proveedor de materiales para quien pueda regatear con fuerza la transacción, perderá parte de sus ingresos en el camino.

Se discute acaloradamente por décadas cuál es la causa de la inflación. Los liberales, con esa tendencia a hacer la del tero, la imputan a la alta emisión monetaria. Otros sectores, la imputan a los formadores de precios, que se apropiarían por esa vía de los aumentos nominales de salarios.

Tenemos posición tomada definida sobre la cuestión, pero en este momento nos parece más útil entender otros aspectos del tema.

En una típica situación de recuperación de una devaluación salvaje (la de 2002), el kirchnerismo pudo apelar a los aumentos masivos de salarios para recuperar el poder de compra, con baja inflación.

Luego de algunos años, comenzó lo que a nuestro juicio es el proceso de apropiación de renta de los grupos concentrados vía inflación, en tiempos en que el presupuesto nacional ni siquiera tenía déficit. El kirchnerismo prefirió negar la inflación antes que bucear en las causas profundas, porque eso lo obligaría a cuestionarse la estructura productiva. El resultado es que se ejercitó un curioso minué de aumentos salariales que pasaron a ser recuperación de la inflación, en lugar de mejora del salario real. A la vez, con vocación de proteger a los más débiles, el gobierno blindó las jubilaciones, la AUH y otros subsidios, asegurando un ajuste por inflación.

El resultado fue al menos curioso: una inflación alta, sin caída del salario real importante y sin perjuicios importantes para los sectores que tradicionalmente eran el pato de la boda. Los depositantes a plazo fijo, los tomadores de crédito para consumo, los que necesitan vivienda, que perdieron la posibilidad de créditos hipotecarios pagables, fueron los sectores lastimados residuales, de un ejercicio bastante desafortunado, porque desde el interés de los asalariados hubiera dado lo mismo aumentos salariales del 10 o del 30%, si es que la inflación subsiguiente iba a repetir esos números.

Al asumir Macri, con la devaluación en ristre como reclamo de los exportadores agropecuarios, pero también de los exportadores industriales que reclaman todo el tiempo salarios bajos en dólares, para compararlos con otras filiales de las corporaciones globales a las cuales pertenecen, aparece una situación inédita.

Por un lado, se genera inflación. Por otro lado, como se dijo, los habituales sectores más castigados, quedan protegidos por la herencia kirchnerista. La variable de ajuste son los salarios, que para utilidad empresaria, deberían aumentar menos que la devaluación y como óptimo – para ellos – menos que la inflación.

En eso se está. Hoy no es que la inflación perjudique a los que menos tienen.  Es que los empresarios concentrados, tanto exportadores como controladores del mercado interno, quieren que sus costos salariales bajen; la devaluación lo consiguió; y pretenden que las paritarias no les echen todo a perder.

Quieren la chancha y los veinte. Y ponen a la inflación como fantasma protector.

11.2.16

Comentarios

  • De mi propuesta de dinero complementario https://perio.unlp.edu.ar/sitios/observatoriodetecnologias/dinero-de-nueva-generacion/ Parece adecuada la que denomino:
    Transición II, para organizaciones sociales: Dinero con respaldo no energético.
    Una organización social puede obtener dinero de mejor tecnología: a) Respaldando su propio dinero con lo que produce, p.e. con ropa, así como la subtepass vale un viaje el dinero así emitido puede valer «una camisa» (no cambia su valor con el tiempo). Ese dinero circula en la comunidad hasta que alguien necesita la camisa y al efectivizar su bono-camisa destruye su valor. Para garantizar la autenticidad del bono se emiten con la firma física de varios integrantes de la organización: Es un bono que tiene valor de cambio, un dinero semejante al que tenía respaldo oro, con la ventaja de que el respaldo es un objeto que en la circulación termina siendo útil a alguien. Circulación del bono: comienzo difícil, pocas personas, hasta que genere confianza en los que lo usan como medio de pago. El bono se anula con la entrega de la cosa o prestación del servicio.



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