LA PRIMERA EMPRESA RECUPERADA Y SU TRABAJO POR IMPULSAR UNA EDUCACIÓN SOLIDARIA

En 1953, un grupo de profesores del Instituto de Lomas de Zamora decidió unirse y formar una cooperativa para preservar su fuente de trabajo. Esa decisión vino acompañada de una propuesta pedagógica que contempla prácticas solidarias en la comunidad educativa y una organización que pone el acento en el derecho a la educación y a la participación colectiva en el proceso de la enseñanza. Después de 64 años, el Instituto es una de las 350 escuelas de gestión social que en la Argentina han logrado ser reconocidas como una modalidad alternativa a los sistemas públicos y privados.

El movimiento de empresas recuperadas en la Argentina tuvo un fuerte impulso en la década de 1990 y continúa como una salida de los trabajadores ante el cierre de fuentes de trabajo. La mayoría de estas experiencias se han dado en el sector productivo, pero su antecedente más lejano está vinculado con la educación.

En 1952, el dueño de la escuela secundaria Instituto de Lomas de Zamora les anunció a sus docentes que había tomado la decisión de cerrarla y ponerle fin a una breve historia de 11 años. Ese fue el anuncio que estimuló a la mayoría de los profesores a organizarse de forma cooperativa para comenzar una nueva historia en la que el carácter solidario que unió a aquél grupo de docentes se trasladó a la práctica pedagógica.

“El Instituto y otras escuelas que proponían una enseñanza democrática y participativa tuvieron que enfrentar momentos muy difíciles, durante la dictadura de (Juan Carlos) Onganía (1966-1970) se catalogaba a estas escuelas como ‘nidos de comunistas’ y se les negaba apoyo oficial”, recuerda Roberto Schmikus, ex alumno, docente y actual director del Instituto de Lomas de Zamora.

En el camino para consolidarse como una escuela de gestión social, el Instituto, un secundario ubicado en el sur del conurbano bonaerense, fue tomando contacto con otras instituciones de perfil similar y se fue consolidando una mirada común hacia la organización solidaria y los métodos pedagógicos participativos, que derivó en la Federación de Cooperativas de Enseñanza y Afines de la Provincia de Buenos Aires (FECEABA).

La FECEABA agrupa actualmente a 72 servicios educativos, que reúnen a 1.500 docentes y educan a unos 13 mil estudiantes de Buenos Aires. Pero a nivel nacional el número cree hasta las 350 escuelas, nucleadas en la Asociación Civil  de Educación de Gestión Social (ACEGS).

Educar para la cooperación

“Hay una confusión habitual con las escuelas de gestión social, muchos piensan que se trata de instituciones que forman parte de la educación pública, pero no es así, son cooperativas,  que reciben subsidios, como lo reciben también las escuelas privadas, y que adopta la curricula oficial como el resto de las escuelas,  pero que plantea un camino solidario, una participación en la comunidad en la que está inserta, una identificación con la economía social”, subraya Schimkus. “No queremos formar parte de la educación pública, aunque nos gustaría que  la educación pública tome para sus programas algunas de las propuestas de las escuelas de gestión social”, resume el director del Instituto de Lomas de Zamora y titular de la FECEABA.

Una de los momentos en que ese carácter participativo se pone a prueba es en la toma de decisiones que surge de las asambleas de la cooperativa y en la que la palabra de cada docente tiene el mismo peso. “Creemos que en la educación, como en el resto de las áreas, se trata de pensar en una construcción colectiva, no hay otra forma. Lo del héroe solitario de Hollywood que puede sólo contra todos los problemas es lo opuesto a lo que pensamos. Eso de creer que la solución está afuera y alguna vez vendrá alguien a salvarnos, inmoviliza. Le hace pensar a las personas que ellas no pueden hacer nada, y es todo lo contrario. Eso es lo que se trata de enseñar

Esta metodología se traslada también a la comunidad de las escuelas. Los estudiantes y los docentes reflexionan sobre temas sociales y los problemas del  territorio en el que está la escuela, se busca que padres y alumnos se involucren en la vida de las escuelas y que se trabaje sobre los valores del asociativismo y la solidaridad.

En la práctica, la elección de las escuelas de gestión social no obedece sólo a las convicciones de padres que están buscando una alternativa educativa para sus hijos. Un número importante las elige porque sus cuotas son más bajas que los colegios privados de la zona, por la cercanía o porque su carácter inclusivo hace que tomen estudiantes con historias personales complicadas que no tienen fácil acceso a las escuelas privadas y no suelen ser bien atendidos por las escuelas públicas.

“Cuando los chicos ingresan, muchos padres desconocen la propuesta pedagógica, pero la van entendiendo a partir de las actividades que proponemos, los festivales, los talleres, la comunicación entre estudiantes y docentes, las ferias de pequeños productores de la zona, los temas que se abordan y discuten; ahí empiezan a entender mejor el concepto de gestión social”, afirma Schimkus.

El origen de las escuelas de gestión social es muy diverso. Varias, como el Instituto de Lomas de Zamora, son empresas privadas recuperadas por sus trabajadores. Pero también han surgido de organizaciones populares, la autogestión de vecinos de un barrio, y de iniciativas de asociaciones civiles y fundaciones.

Pese a que su historia tiene más de medio siglo, las escuelas cooperativas lograron recién ser reconocidas oficialmente como una modalidad alternativa en 2006 por la Ley Nacional de Educación. Este reconocimiento sirve para intentar una mejor relación con el Estado dada la variedad de situaciones por las que atraviesan. Algunas tienen subsidios que cubren los sueldos de los docentes, en otros casos sólo cubren el 40% de los sueldos.  Esta dificultad de financiamiento obliga a que la mayoría tenga que cobrar cuotas pese a que postulan la gratuidad de la educación.

Las EGS tampoco entran en los programas nacionales de mejoras en la calidad educativa. Por ejemplo, estuvieron fuera de las escuelas alcanzadas por programas como Conectar Igualdad o los programas de equipamiento de la última década.

Actualmente, FECEABA y la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) están trabajando en una investigación sobre las características, la organización y  las perspectivas de las EGS. A partir de esas primeras conclusiones, piensan en una segunda etapa para elaborar una propuesta de un Programa Nacional de Educación Cooperativa y Economía Social que pueda aplicarse a todo el sistema educativo.

Para más información sobre este tema, recomendamos: 

www.idelcoop.org.ar/revista/220/haciendo-escuela-gestion-social-una-aproximacion-escuelas-gestion-social-que-integran

Comentarios

  • Roberto

    Hola! releyendo la publicación hay una aclaración necesaria. La Ley Nacional de Educación 22206 (año 2006) establece que toda la educación es PUBLICA existiendo tres formas de gestión: estatal, privada y de gestión social y/o cooperativa. Una de las cuestiones pendientes es que si bien la ley es nacional, su implementación depende de su reconocimiento en las leyes provinciales.
    Y agrego: recientemente (26/10/22) se presentó en el Congreso Nacional el Proyecto de Ley de Experiencias de Educación de Gestión Social, Cooperativa y Comunitaria que impulsa el diputado Eduardo Toniolli.
    En el marco de la articulación con diferentes, federaciones, asociaciones y colectivos de educación de gestión social cooperativa y comunitaria, desde FECEABA se pudieron hacer aportes en la construcción del Proyecto de Ley a los fines de lograr el reconocimiento de las escuelas de Gestión Social, Cooperativa y Comunitaria.

    Muchas Gracias!



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