Lo que falta

Las metas del futuro gobierno de Sergio Massa están esbozadas con suficiente claridad.

  • Eliminar la restricción externa a través de acelerar los proyectos generadores de divisas en el sector energía y minero.
  • Agregar valor a las exportaciones agropecuarias, energéticas y mineras.
  • Inducir una mejor distribución del producto generado, recuperando así salario real y jubilaciones.
  • Eliminar la influencia del FMI en la política económica argentina.

Como consecuencia de acciones exitosas en esos cuatro campos, se infiere que derramarán naturalmente soluciones a los dos grandes problemas que afectan la subjetividad de la mayoría del país: la inflación y la pobreza. Digo que se infiere, porque no se han planteado explícitamente acciones directas para las dos plagas mencionadas.

Es una apuesta arriesgada. Difícil dudar que los cuatro objetivos señalados son válidos. Difícil también sostener que la tarea de alcanzarlos construirá per se un país más justo y más estable.

NUESTRO DIAGNÓSTICO

Para no caer en discusiones estériles, convengamos que un factor central de inestabilidad en la Argentina es nuestra incapacidad de generar a través de las exportaciones las divisas necesarias para las importaciones de insumos industriales y algunos bienes de consumo que no producimos; más los pagos por utilidades y regalías de las empresas extranjeras aquí instaladas y los gastos de turismo en el exterior, que históricamente son mayores que los gastos de turistas que nos visitan.

Ese déficit se ha cubierto con deuda externa, que ha agigantado el problema.

La debilidad del frente externo, a su vez, ha instalado en el tejido social la idea que eso no se podrá corregir y por lo tanto ha definido al dólar estadounidense como refugio de valor. De más está decir que ésta es la guinda de la torta, porque la búsqueda de dólares por los compatriotas es otra vuelta de tuerca para agrandar el problema.

La espiral de tensión social resultante está presente en nuestra vida cotidiana desde hace unos 70 años, el momento en que se dejó atrás el monopolio del manejo de divisas por parte del Estado.

Muy raras veces en la historia de la humanidad la solución a crisis estructurales ha surgido de una acción colectiva, en que toda la comunidad armoniza el esfuerzo para la mejora general.

Por el contrario, hasta que algún sector con poder suficiente logra construir la salida para todos y conduce hacia ella, hay grupos con alguna fuerza relativa que creen que ellos estarán mejor a pesar que los problemas subsistan.

En este tiempo histórico, eso se dio en varios frentes:

  • En el plano financiero, tanto administrando pesos como divisas, donde la lógica más frecuente conduce a situaciones de suma cero, esto es: no se genera riqueza, simplemente lo que ganan algunos, lo pierden otros. Y los escenarios inestables son los más propicios para esa rapiña.
  • En el plano comercial o productivo, cuando se controla una porción mayoritaria de un mercado, lo que permite no sólo desplazar competidores más pequeños, sino hasta llegar a usar la inflación – generadora de inestabilidad por definición- para ampliar ganancias empresarias.
  • En el resto de la sociedad, con menos herramientas para tomar ventaja o aún para defenderse, en la que los medios de comunicación amplifican, distorsionan, manipulan, para reproducir las conductas dañinas, en cascada.

 

LAS ENSEÑANZAS

LAS CONDUCTAS A CONTROLAR

Si como sucedió en nuestro país, el burbujeo se prolonga por décadas, se puede producir la paradoja de lograr eliminar la causa primera y que a pesar de eso, inercialmente, se mantengan las prácticas abusivas, de evasión, elusión, toma de ganancias que generan inflación, incluyendo todas las maniobras delictivas con el manejo de divisas y otras variantes financieras, que terminen evitando mejoras para el conjunto de la población y hasta reproduciendo el problema en el frente externo.

Por tal razón es necesario actuar en paralelo con los programas exportadores y con el muy agudo control de las conductas que toman ventaja de la crisis.

Como este control – o su ausencia – tiene efectos en cascada al conjunto de la sociedad, debe pasar a ser parte del escenario que se difundan los nombres de las sociedades o personas que infringen las leyes económicas, así como la permanente adecuación de esas normas. Debemos asumir que a esta altura de nuestra historia, se ha producido una espiral en que las causas estructurales producen efectos distorsivos que a su vez refuerzan aquellas causas. Es imprescindible, en consecuencia, trabajar en todo el espacio simultáneamente.

 

LAS ALTERNATIVAS AL DERRAME

Una hipótesis subyacente en la propuesta del futuro gobierno es que una vez destrabado el frente externo, no solo se podrá resolver con rapidez la inflación sino también reducir sustancialmente la pobreza, por integración de grandes fracciones de compatriotas a trabajos de calidad.

Sobre la inflación, ya hemos señalado nuestros temores.

Sobre la pobreza, en buena medida debemos repetir la advertencia sobre la importancia de la inercia en el tejido social.

Décadas de exclusión productiva de tantos millones de argentinos, combinada con la configuración de estructuras en que el capital es quien ha definido qué y cómo se produce, dejando en segundo o en tercer plano a las necesidades comunitarias, han construído un panorama que muchas veces queda oculto o es ignorado para quienes administran el Estado.

La llamada economía popular no nació por voluntad “independentista” de sus integrantes.

Es la que busca agrupar las formas de subsistencia que han implementado quienes dejaron de ser tenidos en cuenta por el sistema de producción y servicios que conocieron nuestros padres o abuelos.

En realidad, son – en todos los casos – formas de vincularse como proveedores de materiales, bienes o servicios con la fracción “integrada” de la sociedad, lo cual sucede con dos atributos a señalar:

  • Se trata de individuos u organizaciones sin patrón.
  • El vínculo se establece en condiciones desventajosas y subordinadas con una demanda, sea industrial o personal.

Las organizaciones sociales que asumen la representación de estos compatriotas han buscado construir una teoría de esta forma de subsistencia, reclamando derechos que acerquen a estos trabajadores a aquellos que se desempeñan en relación de dependencia. Allá por 2014 ya el Movimiento Evita sostenía: “Somos lo que falta”.

Los gobiernos, a su turno, han buscado subsidiar los ingresos de los más perjudicados, por varios caminos.

Ni de un lado ni de otro parece tenerse claro que por estos senderos no se conseguirá salir del laberinto que provoca el capitalismo concentrado y sumar a tantos millones a trabajos de mucha mayor productividad, de cuyos beneficios estén en condiciones de apropiarse en gran medida.

En una tarea realizada para el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (Mincyt) durante los últimos 3 años, creemos haber podido señalar la existencia de un camino alternativo: la Producción Social.

Llamamos de esa manera a las unidades de producción o de servicios, colectivos o personales, que son implementadas y evaluadas por su capacidad de atender necesidades comunitarias, dejando al lucro como meta en un segundo lejano lugar.

Hemos desarrollado el concepto y las propuestas organizativas extensamente en informes que se pueden encontrar en las siguientes direcciones web:

Informe inicial

 

Informes finales

 

CONCLUSIONES

El camino luego del 10 de diciembre de 2023 está trazado.

Nadie podría sostener que los 4 ejes señalados al comienzo no son necesarios.

Tampoco nadie podrá señalar que con eso es suficiente, luego de haber transitado tantas décadas complejas.

En particular llevar la inflación a niveles internacionales y la drástica reducción de la pobreza, son acciones altamente prioritarias, donde el éxito posible combinará la economía macro y micro, pero además requerirá conocer la inercia de la subjetividad de los que pescan a río revuelto y en el otro extremo, de la enorme fracción de los compatriotas que vienen comiendo debajo de la mesa hace ya demasiado tiempo.

El control de los reflejos mezquinos aplicando un paraguas legal que se amplíe permanentemente; junto con la instalación de la producción social en el escenario productivo, son componentes ineludibles a sumar, a nuestro criterio.

¿Quién lo puede hacer?

Sin ninguna duda quienes se consideren continuadores de la vocación popular en el gobierno, a quienes les resulte intolerable fracasar en un nuevo intento.

Atrás quedarán los planteos neoliberales, decimonónicos, que tanto han ocupado nuestra atención en los últimos meses, como espejismo monstruoso de un futuro que ya vivimos como pasado trágico.

 

Enrique M. Martínez

Instituto para la Producción Social 24.10.23

Comentarios

  • Daniel Valledor

    Excelente y profundo analisis sobre el diagnostico politico-economico y sus posibles soluciones. Hara falta mucho esfuerzo e imaginacion para llegar a sus concreciones. Aunque tambien tenemos que concentrar generosidad ante tanto fraccionamiento de intereses cortoplacistas en el campo popular.



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