Los granjeros de Iowa y la energía renovable

Warren McKenna conduce su camioneta Jeep SUV por campos de cultivo, levantando polvo y nieve fresca donde hace sólo unas semanas una abundante cosecha de maíz y soja llenaba el horizonte. Entre las familias Amish y Menonitas que han cultivado esta parte del sureste de Iowa por generaciones, McKenna es un extraño, o un «Inglés», como llaman a los no-nativos los Amish (germano parlantes).  Sin embargo, es bien conocido en la ciudad y en el país como gerente de la de la Cooperativa Eléctrica de Kalona compuesta por 650 miembros, ​​un trabajo que ha ocupado desde 1992.

McKenna estaciona la camioneta en una granja en la que Leighton Yoder y su familia crían vacas Jersey y operan una pequeña lechería.  McKenna no estaba allí para hablar de la leche, sino de  otro producto agrícola que Yoder ha estado alimentando.  «¿Cómo está la potencia?»  pregunta  McKenna desde el interior del Jeep.  «Realmente muy bien», responde Yoder.  «Tenemos un fuerte sol y viento hoy. Me imagino que estoy haciendo más de 20.000 vatios.» Los 20 kilovatios, que ayudan a formar la columna vertebral de la red de distribución de 216 kilómetros cuadrados de la cooperativa eléctrica, son procedentes de los sistemas de energía de la granja de Yoder.  Entre ellos hay dos paneles solares 7,2 kW sobre una ladera orientada al sur de un campo cercano y un aerogenerador de 10 kW ubicado sobre una torre de acero que puede ser la estructura más alta por fuera del elevador de granos Frytown.

Yoder, cuyas tradiciones menonitas, en general, desechan muchas comodidades que consumen energía, se enorgullece de la autosuficiencia energética de su granja y sus credenciales de energía limpia.  Pero la producción de energía renovable y energía solar en particular, brindan una gran satisfacción a este granjero de 50 años.  «Me gusta la energía renovable», dice.  «Y si puedo hacer que rinda, lo haré.»  Yoder logra producir  ahorrar una suma de 500 a 700 dólares al mes en gasto de energía, aproximadamente la mitad de lo que pagaba por la electricidad antes de instalar la turbina y los paneles solares.  y comenzó a vender energía a la cooperativa Kalona bajo un programa de  “feed- in tariff”* que se adapta al fuerte sentido de autonomía e independencia energética de los lugareños. De hecho, el programa de tarifas se ha vuelto tan popular que casi dos docenas de otras familias en los condados de Johnson, Washington y Iowa han asignado secciones de sus fincas o viviendas para las centrales de generación distribuida, en los últimos años la mayoría utiliza la tecnología fotovoltaica sobre piso.

Juntos, forman la comunidad de mayor éxito en los Estados Unidos de programas basados en energía solar, según la Asociación de Energía Eléctrica Solar, que destacó recientemente a la cooperativa Kalona por su trabajo pionero y nombró a McKenna «CEO del año.»  La cooperativa también cuenta con el ranking Nº 1 de la nación en vatios solares instalados por cliente, con una capacidad acumulada de más de 1.800 vatios por miembro.  De acuerdo con la SEPA, McKenna y un pequeño grupo de colegas han hecho de la Cooperativa de agricultores Kalona «un modelo nacional simple de financiamiento y construcción de proyectos de energía solar.»  Más significativamente, lo han hecho en un rincón profundamente conservador de un estado del medio oeste con la insolación solar media y donde la energía renovable se suele equiparar con grandes parques eólicos.

Iowa ocupa el tercer lugar entre los estados con capacidad de energía eólica instalada, con cerca de 5.200 megavatios.  Eso se compara con 4,6 MW de capacidad solar conectada a la red, o menos de un tercio de la capacidad solar instalada en la vecina Minnesota y una décima parte de la producción solar de Illinois, según los datos del Consejo Interestatal de Energía Renovable. Sin embargo, Kalona está contra la tendencia.  La cooperativa gestiona 1,2 MW de generación solar, o el 30 por ciento de la demanda máxima de sus miembros, utilizando una variedad de aplicaciones de energía solar, incluyendo generadores fotovoltaicos basados ​​en la granja como la de Yoder.  También hay una comunidad jardín solar en Frytown de 40 kW y una granja solar de 800 kW completada el año pasado por Eagle Point Solar de Dubuque, cuyo producido es adquirido por la cooperativa en virtud de un acuerdo de compra de energía.

Más que a llevar la energía solar a un área de la agricultura tradicional, las iniciativas de la cooperativa Kalona han ayudado a estimular la industria solar naciente de Iowa, que entre 2012 y 2014 sumó más de 600 proyectos por un valor de casi 25 millones de dólares, según el Departamento de Ingresos de Iowa. De hecho, la red de energía distribuida, y en especial solar de la cooperativa Kalona, está en contraste con la gestión más controlada de energía solar aplicada  por las grandes empresas de servicios públicos, propiedad de inversionistas de Iowa, e incluso otras cooperativas rurales que entregan electricidad a cerca de 650.000 habitantes de Iowa a través una red de distribuidores.

McKenna, quien comenzó su carrera en la instalación eléctrica manteniendo las líneas, admite que solía menospreciar las energías renovables. «Esa mierda no va a funcionar», dijo una vez, pero siente que experimentó una transformación personal que comenzó a finales de los años 2000, cuando la curiosidad lo llevó observar un puñado de proyectos de energía solar piloto emprendido en otras cooperativas de todo el estado.  «Cuanto más aprendía, más me di la vuelta,» asegura.  Como sucede a menudo en las comunidades agrícolas, los primeros en adoptar tecnología solar establecen un modelo para los vecinos para estudiar y replicar.  Y, agrega McKenna, la estrategia fue deliberada acerca de no insistir de forma pesada con el uso de esta tecnología, sino más bien permitir a los clientes tomar sus propias decisiones acerca de los costos y beneficios de participar en el programa solar.

*N. de la R: La modalidad Feed-in Tariff, es un instrumento normativo que busca establecer una tarifa especial, premio o sobre precio por la energía que un proveedor renovable inyecte a la red. Un gobierno nacional, provincial o municipal, interviene en el precio al que se le compra la energía al generador, con lo que este puede obtener una seguridad de que le será comprada y a un precio subvencionado como para que pueda recuperar la inversión inicial. Como la mayoría de las energías renovables requieren de una gran inversión inicial, es una forma de incentivar la inversión en ese campo.

(Adaptado de una nota original de Daniel Cusik, de E&E, publicado el  miércoles 26 de noviembre 2014, en Climate Wire)

Traducción: Alberto Anesini


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