La Cooperativa Unión Solidaria de Trabajadores (UST) de Sarandí, con el apoyo del INTA, enseña los pasos básicos del oficio de apicultor para que los vecinos interesados puedan desarrollar sus propias colmenas y aprender las claves del manejo de esta actividad en un contexto urbano. Quienes se capacitan pueden plantearse una actividad familiar para consumo propio o una posibilidad laboral cooperativa dada la variedad de productos comestibles y cosméticos derivados de la producción de miel.
Un oficio habitualmente relacionado con el ambiente rural como la técnica de criar abejas puede convertirse en una interesante actividad productiva para miles de vecinos. Este tipo de desarrollos es muy frecuente en países como Inglaterra, que reúne a los productores comunitarios en una asociación que pasó de tener 8.500 productores asociados en 2008 a 24.000 en la actualidad.
La Cooperativa Unión Solidaria de Trabajadores (UST), de Sarandí, es una activa usina de ideas de la producción popular que trabaja con la comunidad de vecinos en tres áreas centrales para la vida social: la educación, la recreación y la agroproducción. En el intento por multiplicar las tareas autogestionadas que realizan, articularon con el técnico Alejandro Taladriz, de la Agencia de Extensión Rural de Avellaneda, del INTA, un trabajo de capacitación, que complementa un curso anterior ofrecido por la especialista en cosmética apícola Alejandra Ricca, del INTA-AMBA.
La idea es que los vecinos puedan tener colmenas autogestionadas, mediante conceptos sobre miel, jalea, polen, cera y propóleos. También pueden elaborar cosméticos como: gel base, jabón de miel y coco, crema base, y otros con propóleos que amplían las posibilidades de comercialización a escala comunitaria.
De este modo, además de conocer los secretos de las buenas prácticas apícolas, los vecinos interesados aprendieron conceptos teóricos sobre: miel, jalea, polen, cera, propóleos en relación a composición y características, tipos de miel, propiedades cosméticas. También se ahondó sobre los cosméticos y sus componentes naturales: aceites esenciales, aguas florales, aceites vegetales, excipientes cosméticos.
Las colmenas urbanas tienen características que constituyen ventajas comparativas con la miel producida en ambientes rurales. Una de los atributos que señalan los especialistas es que las variedades de plantas de las que se alimentan las abejas en la ciudad no son tratadas con la cantidad de pesticidas que se usan en las zonas productivas del campo.
Pero tal vez la ventaja más atractiva reside en que así como el panal es un ejemplo natural de esfuerzo colectivo, la apicultura urbana es una invitación a compartir entre vecinos una actividad productiva en la que se reparten beneficios y responsabilidades.
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