Las ideas económicas de Lucas Llach – que es Ernesto Sanz, que es Mauricio Macri – nos llevarían por mal camino

Lucas Llach, precandidato a Vicepresidente de Ernesto Sanz, que enfrentará a Mauricio Macri en las PASO, es un economista representativo de una formación y un pensamiento que no se pueden obviar. Pertenece a una elite formada en nuestras universidades y luego paseada por los centros del mundo en plena vigencia de la ola liberal, que sacraliza un mundo donde los actores económicos tomarían decisiones racionales y libres, que configuran los inevitables escenarios de la vida. La economía ordena a la sociedad y los gobiernos hacen lo que creen que pueden y deben, pero solo frente a las imperfecciones del mercado. Ese es el credo básico que no se puede ni debe descalificar por definición. Quienes no creemos en ese orden jerárquico; quienes buscamos una sociedad más justa lograda a través de construir escenarios donde las relaciones entre los compatriotas sean distintas a las que define inercialmente el capitalismo global; quienes creemos posible organizar la producción para satisfacer necesidades comunitarias, dejando el lucro en segundo término, tenemos argumentos para demostrar la viabilidad de lo nuestro y la nocividad del ideario liberal.

Por lo tanto, más que cazar en el zoológico, con un discurso épico hacia los convencidos, lo que sigue busca confrontar con algunas ideas expuestas por L. Llach. Eso es a partir de un generoso planteo de éste, que acepta debatir con alguien que no es funcionario ni candidato, sino que intenta ser simple expresión del sentido común justicialista luego de medio siglo de formación personal autodidacta.

A falta de un catecismo completo, se analizarán 4 temas donde L. Llach se ha definido y un quinto justamente porque nada ha dicho.

  1. Lucas Llach: “Se debe habilitar la libre compraventa de divisas entre ciudadanos. Negarlo afecta la libertad más elemental”.

La Argentina no imprime dólares, ni euros, ni yuanes. Sin embargo, los necesita para pagar con ellos las importaciones y atender compromisos financieros y económicos de variada naturaleza con el exterior. La manera genuina y sustentable de conseguirlos es exportar. Las variantes – pedir prestado o convocar inversores extranjeros – son soluciones presentes y problemas futuros, a menos que el balance completo de divisas de una inversión extranjera muestre que el efecto a largo plazo es al menos neutro. En tal contexto, habilitar la libre compra de divisas por particulares no es otra cosa que poner presión sobre las exportaciones o generar problemas de deuda o de busca de inversores externos al voleo. Los argentinos se han acostumbrado en medio siglo a usar el dólar como refugio de valor ante las reiteradas devaluaciones provocadas por la restricción externa. Y con eso, se suman a provocarla.

La política actual evaluó eso, pero se quedó a media agua. En lugar del sistema del dólar- ahorro, el gobierno se debió aplicar a construir una nueva cultura para el “refugio de valor”. Eso implica aumentar el capital de YPF con aportes de acciones nominadas en dólares, de compatriotas; repitiendo ese modelo con una mega empresa para energía eólica; otra para energía solar; otra exportadora de granos y así siguiendo con una decena de corporaciones claves para el país, donde se puede y debe garantizar el ahorro argentino. Eso permitiría con toda calma eliminar por completo la posibilidad de comprar dólares para el colchón, que es lo contrario de lo que propone L. Llach. Un bien socialmente escaso no se puede dilapidar en nombre de una libertad que perjudica a todos.

  1. Lucas Llach: “Este es el único país del mundo en que hay que pagar para exportar. Las retenciones deben ser progresivamente eliminadas”.

Las retenciones constituyen un tipo de cambio diferencial, que ya se aplicó al agro en otros tiempos, que busca transferir al Estado una renta diferencial originada en la productividad natural de la tierra agrícola argentina, que por toda lógica es un bien escaso y está en pocas manos.

No cabe duda que su aplicación genera situaciones complejas, que necesitan atención diferenciada.

Primero: La productividad de la tierra varía por región, de manera que al aplicar una retención al producto, aparece una inequidad casi obvia.

Segundo: Al fijarse el precio en puerto, los productores alejados del puerto tienen fletes que afectan su costo de manera sensible y sin embargo se les aplica(ba) iguales retenciones.

Tercero: Tan importante como lo anterior, las producciones granarias se han convertido en engranajes dependientes de semillas y agroquímicos producidos por multinacionales, que se apropian año a año de partes crecientes del ingreso, afectando así la “renta diferencial”, sin ser afectados a su vez por las retenciones.

Cuarto: Finalmente, las exportaciones son controladas por otro puñado de multinacionales que trabajan con precios administrados y ventas intra compañía, al punto que muchas veces no se conoce el destino final de la mercadería y por supuesto su precio.

En tal escenario, limitar el análisis a las retenciones es facilismo que busca cargar sobre la mochila pública el costo de la concentración de insumos y de comercialización, dejando oculto además el problema serio de la diferencia entre productores por localización y por calidad de tierra.

Una propuesta política responsable debe señalar que el descrito es el menú de problemas y que su análisis llevará a dar prioridad en la cadena de valor a quien justifica su existencia: el chacarero. En tal caso, habrá casos donde las retenciones se sigan justificando, por transferencia de una parte de la renta extraordinaria, esta vez bien medida.

  1. Lucas Llach: “Hay que mantener la Asignación Universal por Hijo (AUH), pero actualizada por inflación”.

La AUH es la medida de contención social más importante desde la jubilación. Máxime siendo aplicada con la gran eficacia mostrada por la ANSES, que llegó a cada rincón de la Argentina con el beneficio. Tiene razón L. Llach que esa decisión necesita de un sistema de actualización automática como se implementó para las jubilaciones, porque de lo contrario se desnaturaliza.

Sin embargo, necesita mucho más que eso. La AUH es una acción de contención y por ende no es un punto de llegada sino de partida. Debería abarcar a una población en tránsito hacia espacios mejores. Por su universalidad constituye una suerte de censo permanente de población con dificultades, cuyo interior debiera examinarse de modo exhaustivo, por región, por franja etaria, por cantidad de hijos, por potencial laboral, etc.

La decisión original es altamente virtuosa. La necesidad de actualizar su monto regularmente es correcta. Pero cualquier gobierno futuro debe meterse a fondo en este universo de compatriotas con falencias para definir y aplicar programas específicos y diversos, que no esperen el derrame, ni el liberal ni el inducido, para su solución.

  1. Lucas Llach: “Hay que otorgar beneficios impositivos a quien ocupe y formalice a trabajadores informales”.

La existencia de trabajadores en negro tiene dos grandes cauces: O quien contrata tiene dificultades para pagar los aportes y contribuciones o quien contrata tiene tal poder sobre la cadena de valor que se apropia de la renta que extrae simultáneamente al trabajador y al Estado dejando a sus dependientes fuera de la ley.

La afirmación de L. Llach vale solo para la primera situación y el único grupo importante comprendido allí es el personal doméstico ocupado en familias de clase media. Para estas familias una medida sensata sería aplicar todos los aportes de su personal al impuesto a los altos ingresos o devolverlos en caso que no sean aportantes del mismo.

Para todos los demás – construcción, indumentaria, calzado, peones rurales y similares – el trabajo en negro es fruto del abuso de poder. La solución de L. Llach es darle más beneficios a quien ya se los apropia. La solución real es una mezcla de mayor y más dura regulación y de promoción de la independencia laboral – aplicable a indumentaria, calzado y en alguna medida a construcción -, construyendo espacios de contratación y/o acceso al consumidor a cambio de la formalización de unidades productivas, liberadas del abuso.

  1. El silencio.

Para Lucas Llach las corporaciones multinacionales no existen como problema en el mundo periférico. Solo son inversores salvadores a los que hay que buscar y buscar sin pausa. La falta de diferenciación entre inversores nacionales y extranjeros en la definición del perfil productivo de una Nación no es un atributo de Lucas o los economistas de ese perfil. Tampoco nuestro gobierno ha prestado suficiente atención a esto, que sin embargo es causa importante de nuestros problemas, identificado así en el mundo central desde hace más de medio siglo y agudizado con la globalización acelerada. No se puede prever un futuro optimista para un país hablando solo de tasas de inversión, de inflación o de balanzas de pagos, si no se advierte que detrás de la actual hegemonía multinacional, hay ausencias en investigación y desarrollo; falta de eslabones clave en cadenas de valor también claves; importaciones innecesarias; techos a los salarios reales porque la productividad media es 30% la del mundo central y esas mismas corporaciones no se aplican a elevarla. Podría seguir largo, pero quisiera poder opinar sobre la mirada de L. Llach en esto, que no aparece.

Son cinco temas aparentemente aislados. Pero configuran un concepto: el mercado decide y el Estado contiene a los perdedores. Esto es lo que nos diferencia y esto es lo que no sirve.

EMM/8.6.15

 

Comentarios

  • roberto

    punto 2. Si, el argumento de la retenciones a las exportaciones es «que busca transferir al Estado una renta diferencial», este año habría que subsidiar la producción por la «PERDIDA DIFERENCIAL» que va a tener el sector.


  • Acertadísimo el comentario respeto a compraventa de divisas entre los ciudadanos. Es una actitud que observé SIEMPRE en mi familia: lo que no uso para consumir del sueldo, lo invierto en moneda extranjera. Y al involucrarme en el área económica, con mis 18 años y estudiando para Contador Público te enterás que había otras formas más interesantes de inversión, más riesgosas pero más redituables, como son bonos y acciones.
    Es bastante interesante el análisis: mantener retenciones donde estén justificadas, ajustar AUH junto a actualización integral del alcance.
    Buena nota. Felicitaciones


  • BConnor

    «La Argentina no imprime dólares, ni euros, ni yuanes.». Ni tampoco Brasil, Chile, Perú, Inglaterra ni Nueva Zelanda, pero en todos esos paises hay libertad cambiaria. Incluso la hubo por muchos años en Argentina sin necesidad de imprimir dolares. Asi que esta excusa no tiene sentido. Si nosotros (los ahorristas chicos) nos refugiamos en el dolar es por falta de confianza en el peso, y justamente medidas como esta hacen que desconfiemos mas del peso, por lo que en la práctica terminan provocando el efecto contrario al que quierian obtener (las reservas caen mas rápido desde que está el cepo).


  • Mauro

    Estimado autor (no encuentro su nombre en el artículo):

    Antes que nada, quiero aclarar que no tengo ninguna afinidad por Llach ni nada parecido… más bien pienso votar otra cosa. Pero sí me gusta analizar las cosas de forma objetiva y de allí que escriba esto.

    Al igual que en su artículo, me gustaría ver cada punto por separado:

    1. En la introducción se dice que Llach cree que «la economía ordena la sociedad». Sin embargo, el argumento que él esgrime para justificar la liberación del cepo poco tiene que ver con economía sino con libertades individuales. Para peor, el argumento expuesto para justificar su restricción es puramente económico. No creo que se contrapongan, sino que son aristas distintas.

    2. La propuesta se descarta por no contar con un análisis profundo. Me parece que sería bueno solicitarlo a Llach en lugar de tildarlo de facilista… es muy fácil contactarlo.

    3. No veo más que concidencias. Pareciera que este punto remarca sintonía entre el autor y Llach, siendo que la introducción habla de confrontaciones.

    4. No se explica por qué los beneficios propuestos por Llach solo aplican para la contratación personal doméstico. El resto de la argumentación parte de esta premisa que me cuesta comprender.

    5. Intepretar silencios tiene poco rigor académico. Nuevamente, insisto con contactarlo como en el punto 2.

    Muchas gracias por compartir sus ideas.

    Mauro


    • enrique martinez

      Estimado Mauro: El origen de toda la nota es un intercambio previo con L. Llach en que aceptó polemizar sobre la visión de la economía y se quedó en que sería un debate público. El ya conoce el texto.
      Luego de difundido habrá evaluado que no podía destinar tiempo a debatir con alguien que no es candidato a nada y no contestó. Eso es todo. En caso de contestar podríamos reforzar los baches que usted destaca en mis argumentos, salvo indicarle que en el punto 3 acuerdo con la propuesta de ajustar la AUH pero no con la mirada – de él y de nuestro gobierno – que la AUH es un punto de llegada para una fracción de la sociedad.



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